Viajar en tren en tren por China es una de las formas más eficientes de recorrer el país. La red de alta velocidad conecta capitales y ciudades históricas con puntualidad, y el proceso desde la reserva hasta el embarque recuerda al de un aeropuerto, aunque con tiempos más ágiles. El truco para recorrer China en tren es comprar con un poco de antelación, saber cómo va el proceso de controles en las estaciones y recordar que el pasaporte hace de billete. Con eso en mente, el viaje se vuelve mucho más sencillo y cómodo, sin sustos ni complicaciones.

Organizar el viaje en tren implica tres decisiones encadenadas: definir el itinerario y la duración de cada tramo, elegir entre alta velocidad (G) o convencional (K) en función de tiempo y presupuesto, y reservar con antelación aprovechando la pre-reserva y las alertas de Trip. Con el billete confirmado, basta con llegar con margen a la estación, pasar control de equipaje y verificación manual del pasaporte, y dirigirse a la puerta señalizada en los paneles y en el suelo. A partir de ahí, el proceso es lineal e intuitivo incluso sin conocer el idioma.

El sistema ferroviario chino se articula en dos grandes categorías. Los trenes G, de alta velocidad, representan la opción más utilizada por quienes priorizan tiempos cortos, estaciones modernas y un estándar de confort elevado. Los K, convencionales, avanzan a menor velocidad, realizan más paradas y, en determinados casos, ofrecen literas. Son adecuados cuando el presupuesto es una prioridad o cuando se busca una experiencia más clásica.

La elección entre primera y segunda clase en los trenes de alta velocidad depende sobre todo de la duración del trayecto y del nivel de comodidad deseado. Como norma general, segunda clase ofrece un equilibrio muy adecuado entre precio y confort: asientos numerados, ambiente tranquilo y buen mantenimiento. En trayectos muy largos (por ejemplo, alrededor de 6 horas) puede merecer la pena valorar primera clase si la diferencia de precio no es elevada, ya que el extra de espacio y silencio hace el viaje mucho más llevadero. En cualquier caso, el proceso de embarque y los controles no varían por clase, la diferencia se percibe principalmente a bordo.

Trip (web y app en español) simplifica la búsqueda y compra de billetes, y destaca por permitir la pre-reserva hasta 60 días antes de la fecha del viaje. Esa pre-reserva se abre cuando en China marcan las 00:00, vista desde España suele coincidir con las 18:00 del mismo día. La venta efectiva se habilita 15 días antes de la salida y, en cada ruta, se indica con claridad el día y la hora (horario chino) en que se liberarán los asientos.

Durante la pre-reserva se paga por adelantado y la plataforma aplica una comisión de gestión por billete. Aunque hayas pre-reservado, eso no significa que tengas tu billete asegurado al 100 %, ya que, según la demanda de ese tren, especialmente en temporada alta, puede ocurrir que cuando la plataforma realice automáticamente la compra ya no queden asientos disponibles. Si la plataforma ejecuta la compra cuando se abre la venta, se notifica por correo y en la app. En cambio, no siempre hay aviso si la compra no se completa (suele deberse a cambios de horario o de número de tren), por lo que conviene comprobar manualmente y, si es necesario, comprar directamente desde la web o la aplicación en el momento clave y revisar si hay disponibilidad en el tren anterior o en el siguiente. Si se cancela la pre-reserva antes de que se emita la compra, el reembolso suele tramitarse con rapidez.

Tanto para entrar a la estación cómo para embarcar se usa el pasaporte. No se tiene que llevar un billete impreso: bastará con presentar el documento en los controles de acceso y en la puerta de embarque.

Se recomienda llegar con una hora de antelación ya que las estaciones en China son enormes y depende el día puede haber mucha gente. Al entrar en la estación primero deberás pasar por una verificación manual del pasaporte, normalmente en una fila atendida por personal que escanea el documento con una máquina y autoriza el acceso. Este paso es manual porque los torniquetes automáticos están reservados para personas con documentación china. Una vez superado el control de documentos, se realiza el control de seguridad, que incluye el escáner de equipaje y el detector de metales.

Tras las verificaciones se accede a la estación que está compuesta por muchas puertas de embarque. Aproximadamente veinte minutos antes de la salida conviene ir a la puerta de embarque, donde hay una segunda verificación manual del pasaporte. En este punto, deberás situarte en la fila donde haya personal, normalmente la fila de la izquierda o de la derecha. Basta con colocarse en la línea indicada y avanzar cuando el personal lo señale.

Una vez dentro, el entorno es predecible y cómodo. Los asientos están numerados y el equipaje se distribuye entre estanterías al inicio o final de los coches y portaequipajes superiores para mochilas. La mayoría de trenes de alta velocidad incorporan tomas de corriente y mantienen baños en buen estado, con personal que recorre los pasillos para atender incidencias y ofrecer bebidas o snacks. El ambiente general tiende a ser silencioso: se conversa en voz baja y se utilizan auriculares. Para quienes valoran el descanso, un asiento de ventana reduce interrupciones y favorece el paisaje, quienes prefieren levantarse con frecuencia suelen optar por pasillo. En trayectos largos, primera clase proporciona un plus de espacio y tranquilidad que mejora la experiencia.

Una opción curiosa es que puedes pedir comida de las típicas cadenas de comida rápida desde el asiento mediante un QR que hay en el reposabrazos. Lo escaneas con Alipay y te aparecerá toda la información del tren, como por ejemplo la hora de las siguientes paradas y los restaurantes disponibles en la siguiente estación a los que se puede pedir comida. Esto deberás solicitarlo con antelación para que tengan tiempo de prepararlo. Una vez hecho el pedido y cuando el tren llegue a la estación correspondiente, un trabajador del tren recogerá la comida y te la llevará directamente al asiento.

Para orientar itinerarios reales, estas combinaciones funcionan bien y enlazan puntos turísticos habituales:

• Pekín → Xi’an
• Xi’an → Chengdú
• Chengdú → Fenghuang
• Fenghuang → Zhangjiajie

Son las rutas que hicimos nosotros en nuestro viaje a China.

Tras llegar, lo habitual es enlazar con el metro, que está señalizado en los paneles de la estación. Para traslados puerta a puerta, muchas estaciones disponen de zona de E‑hailing (servicios tipo taxi/app), indicada como E‑hailing o Ride‑hailing. Para llegar hasta la zona específica de recogida, que suele estar una planta por debajo del vestíbulo, sigue las señales de E‑hailing/Ride-hailing.

Didi es el equivalente chino de Uber: una app que permite pedir coche desde el móvil, ver el precio estimado, la ruta y la información del conductor y del vehículo, y pagar directamente desde la aplicación (por ejemplo, usando Alipay). Es muy útil si no conoces la ciudad, quieres evitar transbordos largos o necesitas transporte rápido y cómodo.

Una vez ubicada la zona de recogida, abre Didi, marca tu destino y elige el punto de recogida que te indique la app. Verás en pantalla la matrícula y modelo del Didi y espera en los carriles de recogida.

Es la opción más rápida y cómoda puerta a puerta, especialmente si llevas maletas. Es económico, cómodo y fácil de usar. Va perfecto para madrugar, volver de noche o evitar transbordos largos.